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lunes, 9 de diciembre de 2013

1641 muere en Londres el pintor flamenco Antonio van Dyck, quien es considerado el padre de escuela de la pintura holandesa.

En el año de 1641 muere en Londres el pintor flamenco Antonio van Dyck, quien es considerado el padre de escuela de la pintura holandesa. De estilo refinado y elegante, logró la creación del llamado “retrato inmortal” que se convirtió en modelo para la pintura occidental.

 En el panorama del siglo XVII flamenco, Van Dyck es el pintor más destacado después de Rubens, con quien no rivalizó porque ambos artistas se movieron en campos distintos: mientras el último se centró sobre todo en la pintura religiosa y mitológica (aunque cultivó todos los géneros), Van Dyck se especializó en el retrato, y por sus retratos se le recuerda, a pesar de ser también autor de otro tipo de obras.

La estancia en Italia influyó en la evolución de su estilo, que se hizo menos barroco, de composición más clasicista. Gozan de merecida fama los numerosos retratos que realizó de los aristócratas genoveses, a los que muestra como hombres orgullosos y seguros de sí mismos, a veces en interiores y a veces sobre fondos de paisaje. De su estancia en Italia se conserva también un interesante álbum de esbozos, que recoge sus impresiones del país.

De sus primeros años en Amberes datan los poderosos dramas religiosos La Coronación de espinas, El Prendimiento de Cristo y La serpiente de metal, así como la lírica imagen de los Desposorios místicos de santa Catalina. Están también el estudio de San Jerónimo penitente (1618-1620) y la conmovedora Piedad (1620). Santa Rosalía fue pintada en Palermo. 

El retrato de cuerpo entero de Policena Spínola, marquesa de Leganés, hija de Ambrosio Spínola, el comandante en jefe de las fuerzas españolas en los Países Bajos, fue pintado hacia 1626 en Génova. Los retratos El pintor Martin Ryckaert, El músico Enrique Liberti, El grabador Paul du Pont? y el joven con un archilaúd datan de alrededor de 1630, tras el regreso de Van Dyck de Italia a Amberes; el del príncipe Federico Enrique de Nassau, de su breve paso por La Haya en 1631. 

El conde Enrique de Bergh era uno de los generales flamencos al servicio de España, y el pintor lo retrató poco antes de partir para Inglaterra en 1632. El cardenal-infante don Fernando de Austria posó para él durante la estancia en Flandes de 1634-1635. En Londres están ejecutados el notable retrato doble del propio pintor con su buen amigo el cortesano católico Endymion ­Porter, el de Diana Cecil, condesa de Oxford, y la imagen, de soberbia vivacidad, de la mujer del pintor, María Ruthven, y dama de compañía de la reina.
 

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