Bacon admiró a muchos pintores del pasado e hizo alguna interpretación de sus cuadros, como el retrato de Inocencio X, inspirado en el cuadro de Velázquez del mismo nombre. Sus cuadros tienen influencia de Munch en los trazos, de Van Gogh en las tonalidades y de Goya, en la forma que plasmó la angustia en sus lienzos. Representó frecuentemente figuras medio humanas, medio animales situadas en un espacio cerrado, y en el interior de una habitación, retorciendose de una manera angustiosa.
A lo largo de toda su carrera Bacon recurrió al informalismo, al expresionismo y al surrealismo, pero sus cuadros pertenecen al racionalismo.
Sin embargo, para algunos autores la obra de Francis Bacon no pertenece a tal corriente. Se trata de una pintura de corte expresionista pero muy difícil de clasificar, porque nunca perteneció a ningún movimiento artístico. Simplemente prosiguió lo que él consideró una línea pictórica postpicasiana, siguiendo la vía abierta que Picasso dejó con la figuración y la representación obsesiva del cuerpo humano.
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