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domingo, 27 de abril de 2014

El fin del Bloque Histórico Gramsci .

Sólo es posible cuando la crisis es de tal magnitud que se convierte en crisis orgánica, o lo que es lo mismo, las clases dominantes ya no están en capacidad de ejercer la hegemonía, los de abajo se dan cuenta de las debilidades de sus tiranos y comienzan a “perderle el respeto”, los ricos ya no están en capacidad de hacerse obedecer, como ocurrió en el “Caracazo”. Gramsci la denomina “crisis de autoridad”, por ende es un fenómeno atribuible sólo a quienes ejercen el dominio, la hegemonía.
  
La crisis de autoridad necesita la conjugación de dos eventos: uno es el estallido de una situación que genera un vendaval político, como el “Caracazo” (27, 28 y días siguientes, en febrero de 1989), o la sublevación del 4 de febrero de 1.992, que permite pasar de la inactividad a la actividad; y el otro evento es la derrota del bloque histórico en una situación política determinada, como fueron las elecciones del 6 de diciembre de 1.998. 

En otras palabras, se pasa de un salto cualitativo a un salto cuantitativo, de eventos o sacudones insurreccionales y de derrotas políticas a una nueva etapa, que es el camino a la revolución. Se pueden hacer consideraciones y especulaciones en torno a la teoría gramsciana, pero creo que esta sería la interpretación adecuada para la situación de Venezuela. 
 
¿Todas las crisis conducen a una revolución? Por supuesto que no, pero todas guardan en su seno el germen que tarde o temprano destruirá el sistema. Las clases dirigentes tienen amplia capacidad de maniobra y tienen la plena conciencia de su papel histórico para usar los instrumentos que tienen a la mano para conjurarlas. Por ejemplo, Carlos Andrés Pérez y su equipo sortearon por un tiempo la crisis del “Caracazo”: usaron todos los resortes del poder, recurrieron a sus intelectuales, a las leyes, a la convicción, a la coacción y la coerción. 

En fin, pudieron por un tiempo recomponer a la sociedad civil. En el caso del “Caracazo” no existía un liderazgo, de manera que ese gobierno y las clases dominantes que lo apoyaban pudieron hacer cambiar algunas cosas, para que todo siguiera igual. 
 
Las crisis son impredecibles. No tienen un comienzo ni un fin determinado y pueden evolucionar e involucionar de acuerdo a las condiciones objetivas y subjetivas.

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