El 15 de agosto, mientras se efectuaba otro ataque aéreo sobre Tokio y cuando acababa de lanzar otra oleada de atacantes, el Emperador en inusual alocución radial, ordenó deponer las armas. Ese mismo día China acuerda un armisticio con las fuerzas japonesas que para entonces contaban con 1.300.000 hombres y que cumplen la orden del Emperador de deponer las armas. Sin embargo el comandante japonés en Manchuria continúa la lucha hasta el día 21 de agosto.