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jueves, 14 de agosto de 2014

En 1941 Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt firman a bordo del USS Augusta, la "Carta del Atlántico".

En 1941 Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt firman a bordo  del USS Augusta, la "Carta del Atlántico".
En ella se manifiesta haber juzgado conveniente «hacer conocer ciertos principios comunes en la política nacional de sus respectivos países, en los cuales descansan sus esperanzas de lograr un porvenir mejor para el mundo».

Esta Carta del Atlántico recordaba al idealismo de los Catorce puntos de Wilson. Fue posteriormente incorporada a la Declaración de las Naciones Unidas aprobada el 1 de enero de 1942.


Los ocho ocho puntos, los pilares sobre los que descansó el compromiso de 1941 fueron: no se modificarían las fronteras de ambos países, esto es, no existía un ideal de expansión territorial; se respetaría el derecho del pueblo a elegir su régimen de gobierno, la devolución de soberanía a los países que habían sido despojados de ella por la fuerza, trabajar el derecho de todos los pueblos a tener acceso a las materias primas y el comercio necesarias para su desarrollo, entre otras, destacándose una de las más importantes: Restablecimiento de la paz y los medios de vida para las naciones avasalladas por la tiranía nazi.
Texto de la Carta del Atlántico:
El Presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro, el Sr. Churchill, en representación del Gobierno de Su Majestad en el Reino Unido, se reunieron, se consideran derecho de dar a conocer ciertos principios comunes en las políticas nacionales de sus respectivos países en los que basar sus esperanzas de un futuro mejor para el mundo.
En primer lugar, los países buscan no engrandecimiento territorial o de otro tipo;
En segundo lugar, desean ver ningún cambio territorial que no están de acuerdo con los deseos libremente expresados ​​de los pueblos interesados;
En tercer lugar, respetar el derecho de todos los pueblos a elegir la forma de gobierno bajo la cual van a vivir, y que desean ver los derechos de soberanía y el autogobierno restaurado a aquellos que han sido privados por la fuerza de los mismos;
En cuarto lugar, se esforzarán, con el debido respeto a sus obligaciones existentes, para promover el disfrute de todos los Estados, grandes o pequeños, vencedores o vencidos, el acceso, en igualdad de condiciones, al comercio ya las materias primas del mundo, que son necesarios para su prosperidad económica.
En quinto lugar, que el deseo de lograr la más amplia colaboración entre todas las naciones en el campo económico, con el objeto de asegurar, para todos, mejores normas laborales, la promoción económica y la seguridad social;
En sexto lugar, después de la destrucción final de la tiranía nazi, esperan ver establecida una paz que brindará a todas las naciones los medios de vivir seguras dentro de sus propias fronteras, y que permitan obtener la seguridad de que todos los hombres en todas las tierras pueden vivir sus vidas en libertad frente al miedo y quieren;
En séptimo lugar, esa paz debe permitir a todos los hombres a atravesar los mares y océanos sin obstáculos;
En octavo lugar, creen que todas las naciones del mundo, por razones realistas, así como espiritual, tiene que venir con el abandono del uso de la fuerza. Dado que no hay paz futura puede ser mantenida si los armamentos de tierra, mar o aire continúan siendo empleadas por las naciones que amenacen o puedan amenazar la agresión fuera de sus fronteras, a su juicio, en espera del establecimiento de un sistema más amplio y permanente de seguridad general, que el desarme de tales naciones es esencial. Ellos también ayudarán a fomentar y todas las demás medidas practicables que alivien la paz los pueblos amantes de la carga aplastante de los armamentos.OGDENSBURG

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