Livia Gouverneur nació un día como hoy en 1941, en la parroquia San Agustín.-

En la parroquia San Agustín, en Caracas, nació hace 74 años Livia Gouverneur, quien dedicó su vida a la lucha revolucionaria por el rescate de la dignidad nacional, quebrantada por las políticas excluyentes y apátrida de los gobiernos de la cuarta República.
Con tan solo 20 años de edad, Livia, hoy símbolo de la juventud revolucionaria, siendo militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV), se opuso a la represión que desde un primer momento signó a la llamada democracia representativa, de la que fue una de sus primeras víctimas como también lo fueron Alberto Lovera y Jorge Rodríguez (padre).
Frente a ello encaró una férrea lucha en oposición a la represión contrainsurgente instruida por Estados Unidos, durante el Gobierno de Rómulo Betancourt (de Acción Democrática).
En contraposición, sentía gran admiración por la Revolución Cubana y su pueblo, especialmente por su espíritu de mantener su soberanía, libertad y autodeterminación ante las pretensiones del tutelaje imperial, para lo cual echaba las bases el entonces dictador Fulgencio Batista.
También una faceta muy especial de su vida fue su afición por la literatura, pues desde los siete años escribía poemas que luego leería a sus familiares y amigos. Amaba profundamente a los humildes, a quienes comprendía por haber nacido en un hogar proletario y ser la mayor de los 11 hermanos que crecieron en un ambiente de pobreza.
Su dignidad y coraje le costó la vida a Livia Gouverneur. El 1° de noviembre de 1961, durante una protesta en contra de la presencia en Venezuela de un grupo de cubanos que respaldaban al ex dictador Fulgencio Batista, fue asesinada de un disparo en la avenida Las Acacias, cerca de Plaza Venezuela, en Caracas.
Por aquellos días Betancourt había suspendido las garantías de la recién promulgada Constitución Nacional, que condujo a las prácticas represivas de tortura, presidio político y desaparecidos.
La estudiante de psicología de la Universidad Central de Venezuela (UCV) se convirtió en una de las primeras víctimas del Terrorismo de Estado que azotaría al país durante cuatro décadas, caracterizadas por crímenes de torturas, secuestros y asesinatos contra todo aquel que se manifestara en contra el sistema “democrático” impuesto desde la firma del Pacto de Punto Fijo en 1958.